martes, 24 de agosto de 2004

El Viajante Despertado

Example



Me extrañó verla. Estaba a punto de coger el billete de vuelta a casa cuando me di cuenta de su presencia. Había cambiado, o quizá nunca antes la había mirado con esos ojos. Por un instante ella se dio la vuelta y comenzó a mirar en todas las direcciones. Su cara de preocupación me sugería que buscaba a alguien que no aparecía a la hora acordada. ¿La saludo?, me pregunté, pero antes de que me convenciera a mi mismo de que debía hacerlo, su mirada rozó la mía. Fue como si dos luces gemelas chocaran en plena oscuridad, pues sus ojos, aunque ya no los recordara, también eran de color verde. El caso es que en medio de tanta poesía barata, ella no pareció perturbarse en absoluto.

Me sentí decepcionado y a la vez algo absurdo porque, después de todo, no era capaz de recordar su nombre.

1 comentario:

Jose dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.