Esta historia no comienza con las mágicas palabras “había una vez”, ni tampoco terminará con “fueron felices y comieron perdices”. Pero quizá sí quede grabada bajo el lema “que el tiempo nunca pase por ti”.
¡Felicidades, Sinjha! Ya ves que por ti soy capaz de romper con las reglas de mi propio juego y ofrecerte mis tres relojes vitalógicos para recordarte lo que debía llevar mi “regalo emotivo”...
Que el tiempo nunca pase por ti... chin chin ;-P
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