"Hola... hola, ¿qué tal?, bien, ¿y tú?, bien...
¿qué andas?, pues esto, ah pues yo lo otro...
Oye ya quedaremos!... sí, a ver..."
Pasa un año.
"Hola... hola, ¿qué tal?, bien, ¿y tú?, bien...
Buaa, hace tiempo... sí, qué de tiempo...
¿qué andas?, sigo en esto, ah pues yo cambié a lo otro...
Oye ya quedaremos!... sí, a ver..."
Pero los dos saben que esto no sucederá. Y no es que no se quiera, es que hay uno de los dos que lo dice por cumplir, por mera "diplomacia"... Porque si se asume desde un principio que ya no se va a quedar, se saluda educadamente, se cruzan las palabras y hasta próximo ver. Sin coletillas.
¿Cuántas veces habremos escuchado "ya quedaremos", "estamos", "hablamos"...? Lo decimos a menudo, sí, pero lo bueno es decirlo cuando se piensa de verdad. Se nota cuándo uno quiere disfrutar de la compañía, de la amistad del otro; igual que se nota cuándo te lo sueltan, de pasada, unido al saludo como si de un autómata se tratara. Un café, una cervecita, algún evento cultural, devolver un CD o libro prestado... si quieres encuentras la excusa para hacer realidad la coletilla que, entonces deja de serlo.
Ahora viene otra vuelta de tuerca. Cuando te encuentras con alguien y te dice, ya quedaremos por Facebook... ¡Con el encanto que tenía el timbrazo inesperado de los amigos para que bajaras a la calle!... y ahí no había excusa.
1 comentario:
pues a mi hay algo que me termina de matar, cuando el "ya quedaremos, ya hablaremos" tú asumes que tiene forma de contacto y... al poco... piensas... "si me acabo de mudar y he cambiado de móvil..."
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