jueves, 19 de enero de 2006

Serendipia

La manzana cayó sobre su cabeza. En ese preciso instante pensó que nada mejor que su dulce sabor podía amenizar aquél momento y, sin embargo, pronto se quedó mudo, extasiado, con la mirada clavada en la pieza de fruta. El brillo que desprendía la piel de la manzana era por sano reflejo de los rayos del sol, sin embargo él advertía tonalidades que nadie nunca antes había apreciado: el color de la gravedad…

Porque un gesto mínimo es el resultado de una gran acción… ¿estarán nuestras vidas construidas sobre minúsculos o gigantescos “efecto mariposa”? [k]

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