martes, 16 de noviembre de 2004

Beatus ille (El tiempo pasará también por ti)

Miré atrás y solo pude ver reflejos de lo que era tiempo malgastado: relojes derretidos cual pintados por Dalí. Diluida en mi propio mar de agua salada, el surco que éste dejaba sobre mi cara, me hacía entrever lo mucho que en verdad el tiempo me calaba. No estaba dispuesta a aceptar que el tiempo se estuviera escapando, que yo estuviera en la parte superior del reloj de arena, ingrávida, cayendo.

Dictaminados los días restantes para el fin de mi existencia, rompí los cristales de mi prisión cronométrica y comencé a vivir, liviana, como el último respiro que esperaba un día dar.

No hay comentarios: