No era exactamente un ángel caído, aunque sí parecía haberse caído del cielo. Aterrizó en un páramo infinito lleno de terror. Aterrorizado él, aterrorizante el lugar, terror era la palabra que mejor describía el instante. Mas como nunca antes había experimentado ese sentimiento, creyó que debía ser habitual por el nuevo camino que le aguardaba.
Le habían hablado de una bonita civilización y tan solo era otro óscuro lugar donde el prójimo no existía. Se sentía bien aunque pronto empezó a tambalearse. Quizá fueran los pecados capitales, que mezclados en el ambiente, no le dejaban distinguir la realidad de la ficción.
Ignoraba que las personas que allí vagaban buscaran la victoria propia por encima de cualquier circunstancia. Y las circunstancias parecían dictar un fin inminente. [K]
Homo sum; nihil humani a me alienum puto. Terencio.
2 comentarios:
Esa es la frase que debería dictar y prevalecer en toda acción de todo ser que se considere humano. Bonitas palabras, Katharsis.
--.Zhack.--
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