No supo dar punto final con las palabras apropiadas. Se limitó a llorar haciendo creer que ella era la víctima. Días después, cuando ya se había marchado para siempre, se supo la historia completa. No lloraba por esas palabras afiladas, lloraba porque sabía que en el fondo todo lo que había contado era cierto. Pero no podía manchar su condición... así que siguió llorando durante días delante de los demás, aunque dibujara maliciosas sonrisas en su interior.
Así se movía por el mundo. Danzando como una hoja marchita en pleno suelo. [K]
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