Querer es poder, dicen. Dicen, incido. Porque cada vez estoy más convencida de que por mucho que quieras algo, y por mucho que lo trabajes o lo busques, querer es querer y punto. Querer y conseguir. Conseguir depende en ocasiones de la suerte, y sobretodo cuando ese conseguir va ligado a cualquier tipo de manifestación artística.
A veces somos nosotros mismos los que nos ponemos las trabas. Nos autoengañamos, nos convencemos de que es mejor adaptarse a las circunstancias. Pasar por el aro y tirar la toalla. A veces por falta de ánimo, otras por escasez de apoyo.
La mayor parte de las veces es el azar. Un trabajo bien hecho no siempre es reconocido; no importan las horas invertidas, ni la ilusión aportada. Para ti vale, pero para quien tiene que escoger señalando con su dedo no.
Y así va pasando el tiempo, o lo que es lo mismo, maduramos como la fruta. Dejamos nuestra valía en el bodegón, viendo como se va pudriendo, atrofiando nuestras destrezas. El querer se ha esfumado y no sabemos si algún día volverá.
1 comentario:
Me siento muy identificado con esto. Enhorabuena, escribes muy bien.
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