No des nada por hecho

En ocasiones somos etiquetados con adjetivos o frases hechas tipo "tu eres noséqué", "es que pareces nosecuantos". Por lo general son valoraciones que la gente nos hace en base a alguna acción, hecho o acontecimiento que haya podido compartir con nosotros, que le hace formarse una idea de cómo podemos ser. Y resulta ser eso, una idea que puede ser tan válida como equívoca.

Con frecuencia, también se asignan poderes y capacidades a las personas. Así por ejemplo, cuando nos enteramos de que tal persona está llevando una actividad ajena a nuestro conocimiento, nos deja fuera de juego. Le habíamos atribuido ciertas virtudes que dábamos por hecho y otras que dejábamos fuera.
De este modo cuando alguien cercano nos pide opinión sobre algo no solo estamos teniendo en cuenta cómo es quién pregunta, sino que también estamos dando por hecho determinados aspectos de su personalidad. Aquí es donde hay que hacerse la pregunta, ¿conozco a esta persona que me pide consejo como para darle mi opinión? Y es que en ocasiones nos creemos jueces capaces de opinar y determinar si esto es bueno o malo, si aquello te conviene o no, o directamente si algo "te pega" o "no te pega". Es entonces cuando llegan las respuestas inadecuadas que terminan por desanimar a ese alguien deseoso de ánimo o empuje.

La gente da por sentado ciertas condiciones del que tiene delante, que no tienen porqué ser certeras. En ocasiones catalogamos al prójimo muy lejos de lo que en verdad es, y es que una cosa es "lo que es", y otra lo que "queremos ver". Recapitulando, la gente, nosotros mismos, imprimimos cierto carácter sobre los demás.

Si has llegado hasta este punto, enhorabuena. No des nada por hecho.